FIAN Ecuador nos unimos a la campaña “Ni una menos – Vivas nos queremos” organizada por movimientos de mujeres de Ecuador, Latinoamérica y el mundo que se pronuncian contra toda forma de violencia y discriminación hacia las mujeres. Además, recordamos el 25 de noviembre como el día de alzar nuestras voces y exigir a la sociedad que se nos respeten nuestros derechos en el campo y la ciudad.
La violencia y discriminación a la soberanía de nuestros cuerpos también afecta a la soberanía alimentaria de nuestros territorios. Ejemplo de ello es la subordinación que han tenido que soportar las mujeres rurales en el acceso a los recursos naturales, especialmente la tierra, el agua, las semillas, los páramos, el manglar, entre otros.
Como mujeres nos sumamos a las palabras de la VIA CAMPESINA[1]:
“la Soberanía Alimentaria es nuestra propuesta política desde la cual construimos relaciones sociales basadas en la igualdad substantiva. Necesitamos abolir cualquier tipo de discriminación basado en etnias, orientación sexual, género, edad y discapacidades, entre otras. El enfoque feminista de la soberanía alimentaria contribuye a la transformación de la realidad, con base en criterios de emancipación y justicia social, y nos permite colocar la perspectiva de las mujeres como protagonistas de la mejora de su situación para poder contribuir a la transformación de las relaciones de poder inequitativas.
En este sentido es pertinente señalar que, de acuerdo a los datos emitidos por la FAO, el 82% de las mujeres agrícolas no remuneradas vive en hogares cuyos ingresos provienen exclusivamente de la actividad agrícola, considerando que la jornada laboral de las mujeres no remuneradas es más larga que la de las trabajadoras por cuenta propia.[2]
De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre relaciones familiares y violencia de género, se reconoce que la violencia contra las mujeres varía de acuerdo a los grupos étnico-culturales y al tipo de agresión. Así se encuentra que la violencia física es notoriamente mayor entre las mujeres indígenas (52,2%) y afrodescendientes (47,3%). Cuando se trata de violencia psicológica la población de mujeres más afectadas son las afrodescendientes (67,1%), seguidas por las indígenas (62,9%). En el caso de la violencia sexual también es más elevada la incidencia entre las mujeres afrodescendientes (31,2%), ésta vez seguidas tanto por las indígenas como por las mestizas (24.2), mientras que la menor incidencia corresponde a las mujeres montubias (20%).[3]
A estos tipos de violencia, se suma la violencia patrimonial. El control sobre las tierras la mantienen los hombres, menos del 20% de quienes poseen tierras son mujeres. Además tienen acceso limitado a insumos, semillas, créditos, tecnología, agua, entre otros recursos. En este sentido se puedo concluir que las mujeres rurales son más vulnerables y más marginadas por la falta de políticas públicas y normativas que les garanticen, protejan y respeten sus derechos humanos.[4]
Es importante que todas las mujeres del campo y la ciudad nos unamos a defender nuestras vidas desde nuestras realidades locales, y desde nuestro sentir como personas.
Como FIAN Ecuador nos unimos a la marcha convocada por las mujeres, para el día 26 de noviembre, y juntamos esfuerzos a la campaña “Ni Una Menos – Vivas Nos Queremos” desde el repensar de las mujeres rurales campesinas, desde la soberanía de los cuerpos de las mujeres y desde el derecho humano a la alimentación y nutrición adecuada.
Por la vida de las mujeres decidimos:
El agua nuestra vida
El páramo nuestra vida
La tierra nuestra vida
El territorio nuestra vida
La semilla nuestra vida
El manglar nuestra vida
#NiUnaMenos
#VivasNosQueremos
FIAN Ecuador, 20 de noviembre de 2016.