Las políticas pasadas y actuales han tratado a los seres humanos y al resto de la naturaleza como dos esferas independientes y separadas. Esta visión de separación artificial ha desencadenado en un sistema de explotación y dominación de los humanos sobre la naturaleza, con terribles consecuencias sociales y medioambientales. En este contexto, el capitalismo financiero y las corporaciones son causantes de la destrucción de los ecosistemas, de la emisión de gases de efecto invernadero y de la expulsión forzosa de las comunidades locales de sus tierras. Según afirma la edición de 2020, para abordar la crisis ecológica es necesario que volvamos a conectar los derechos humanos con la naturaleza. La alimentación, donde nuestra conexión con el resto de los seres que habitan el planeta es más evidente, se presenta como el perfecto punto de arranque para lograr este cambio.
El sistema político y económico mundial convierte los recursos naturales en mercancía y explota la fuerza laboral humana. Esto pone de relieve el vínculo que existe entre el modo en el que las sociedades explotan a las personas y el modo en el que lo hacen con la naturaleza. Asimismo ilustra cuán necesario es el trabajo conjunto de los movimientos de justicia social y medioambiental en la búsqueda de caminos alternativos. El Observatorio de este año, “Una reconexión de los alimentos, la naturaleza y los derechos humanos para superar las crisis ecológicas es un llamamiento a la resistencia colectiva contra la explotación de la naturaleza y a transformar la forma en la que los alimentos son producidos, distribuidos y consumidos – si es que queremos recuperar el control y transformar radicalmente nuestra sociedad.
La edición 2020 del Observatorio ilustra cómo las crisis sociales, políticas y ecológicas pueden ser reducidas a las mismas pautas sistémicas. A lo largo de diferentes artículos, el Observatorio aborda un amplio número de temas que van desde el papel de la industria agrícola como motor de enfermedades como el COVID-19, hasta el importante papel que juega la tierra en la respuesta contra la destrucción medioambiental y el cambio climático. Asimismo, el Observatorio entrevista a diferentes activistas y recoge su perspectiva sobre el veganismo como una de las corrientes predominantes del momento actual para luchar contra el cambio climático.
Entre los principales datos destacados:
- La separación de las sociedades con respecto al resto de la naturaleza se refleja en la enorme separación que existe entre la legislación internacional de derechos humanos y la legislación medioambiental.
- La pandemia del COVID-19 ha sacado a la luz los problemas que se esconden tras los sistemas de alimentación industrial, y cómo estos han impulsado la pérdida de la biodiversidad y han creado las condiciones perfectas para el surgimiento de nuevos patógenos y su transmisión de animales a humanos.
- La tierra y el control sobre los recursos naturales resulta imprescindible para mitigar el impacto del cambio climático, reducir las emisiones, proteger los ecosistemas y garantizar la justicia social.
- El desarrollo de la agroecología y los recientes avances en la legislación internacional se colocan como puntos de partida para la puesta en marcha de soluciones reales a la crisis ecológica, que parten de las prácticas e innovaciones de las comunidades locales.
- Las propuestas para poner en marcha un cambio sistémico desde la base que combata las crisis internacionales se están fortaleciendo gracias a la convergencia de los movimientos sociales.
- El veganismo es un movimiento político y ético en pleno crecimiento que está impulsado por diversas razones medioambientales, pero que en última instancia no puede ser considerado como la única solución para enfrentar el cambio climático, teniendo en cuenta los diferentes contextos socioeconómicos y culturales.
Puedes descargar aquí “Una reconexión de los alimentos, la naturaleza y los derechos humanos para superar las crisis ecológicas”